La tecnología está afectando a los mercados laborales en todo el mundo. Máquinas cada vez más inteligentes realizan los trabajos rutinarios.
Más del 30 por ciento de los empleos en el Reino Unido y hasta el 50 por ciento en los Estados Unidos podrían estar en riesgo en los próximos años como consecuencia del fuerte avance de la automatización de rutinas (robótica) y la inteligencia artificial (IA), según estudios publicados por una reconocida consultora y por el Banco Mundial.
El dato más reciente fue aportado este viernes por una investigación de la consultora PwC, que advirtió que en los próximos 15 años se verán en riesgo los puestos laborales del 30 por ciento de los trabajadores británicos.
El informe se suma a otros que, con distintas cifras, vienen llamando la atención sobre las consecuencias del avance de la robótica y la IA en el campo laboral, sobre todo en los países desarrollados.
En esta línea, el jefe del Programa de Crecimiento Inclusivo en Europa Central del Banco Mundial, Christian Bodewig, analizó en un artículo publicado el 9 de marzo que “casi la mitad de todos los empleos podría estar en riesgo en Estados Unidos debido a la automatización” de tareas.
Ambos informes coinciden en que si bien el proceso de automatización comienza por tareas que requieren menos nivel de educación, todos los sectores de la economía están potencialmente amenazados.
“La tecnología está afectando a los mercados laborales en todo el mundo. Máquinas cada vez más inteligentes realizan los trabajos rutinarios”, señaló Bodewig, y agregó que “los empleos que se pierden no solo se limitan a las ocupaciones manuales, sino que también cada vez más desaparecen trabajos administrativos altamente remunerados, como en los sectores de los seguros y la salud o incluso en las burocracias gubernamentales”.
En el caso británico, “el riesgo parece mayor en sectores como transporte y almacenamiento (56%), manufacturas (46%) y comercio mayorista y minorista (44%)“, precisa la investigación de PwC.
Detrás de estos sectores se ubican el administrativo y de servicios (37%); financiero y de seguros (32%); profesional, científico y técnico (26%); construcción (24%); artes y entretenimientos (22%); agricultura, forestación y pesca (19%); salud y trabajo social (17%); y educación (9%).
En números, según información publicada por el diario The Guardian, peligran en el Reino Unido más de 10 millones de puestos de trabajo, 2,25 millones de los cuales corresponden al sector del comercio (mayorista y minorista), 1,2 millones al de manufacturas, 1,1 millones al administrativo y alrededor de 950.000 al transporte y almacenamiento.
Pese a la alarma que puedan generar estos datos, para Bodewig este proceso no necesariamente marca “el final del trabajo tal como lo conocemos”, ya que “los avances tecnológicos y la automatización no han conducido necesariamente a una menor demanda de empleo en términos generales”.
En la misma línea, el responsable de Economía de PwC, John Hawksworth, consideró que el hecho de que sea técnicamente posible reemplazar un trabajador por un robot no significa que sea algo económicamente atractivo de hacer, y que esto dependerá del costo y la productividad relativa de las máquinas en comparación con los robots.
“Además, los obstáculos legales y regulatorios, la inercia organizacional y los sistemas heredados ralentizarán el cambio hacia la IA y la robótica incluso cuando esto sea técnicamente y económicamente factible. Y esto puede no ser algo malo si da a los trabajadores y negocios existentes más tiempo para adaptarse a este nuevo mundo”, sostuvo.
Más allá de los pronósticos, el informe de PwC hizo un llamado de atención a los Gobiernos al señalar que si bien la automatización podría impulsar la productividad y crear nuevas oportunidades laborales, es necesario actuar para evitar que crezca la desigualdad entre los trabajadores.
Así, el hecho de que el principal impacto lo sufrirán los trabajadores que no posean educación secundaria es para PwC un argumento para la intervención del Estado en la educación, en el aprendizaje continuo y el emparejamiento de trabajos para asegurar que las ganancias potenciales de este proceso de automatización no se concentren en demasiadas pocas manos.
“¿Cómo pueden responder los Gobiernos? En primer lugar, la automatización del lugar de trabajo obliga a realizar un gran esfuerzo para aumentar la calificación de la fuerza laboral”, señaló por su parte el investigador del Banco Mundial.
“Los Gobiernos, para estar preparados en la era de la automatización, deben modernizar la educación y potenciar las habilidades cognitivas y sociales de los futuros integrantes del mercado laboral, particularmente los niños de contextos socioeconómicos desfavorecidos que suelen quedar rezagados”, agregó.